🌿 Despertar espiritual: la historia que nadie te cuenta (y que tal vez tú estés viviendo)

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Hay algo que no te dicen sobre el despertar espiritual: que muchas veces, empieza con una crisis. Con una noche en vela. Con un "ya no puedo más". No con luces, ni ángeles, ni epifanías, sino con un cansancio profundo del alma. Con un quiebre. Con una vida que ya no encaja, aunque siga igual por fuera. Yo no sabía que lo estaba viviendo. Solo sabía que algo dentro de mí se había roto... o más bien, se estaba soltando. Como si me estuviera descascarando. Como si todo lo que creía que era, estuviera derritiéndose sin aviso. El principio del fin... y del comienzo Todo comenzó un martes cualquiera. Llevaba meses sintiéndome desconectada de todo. Hacía lo que "debía" hacer. Iba a trabajar. Sonreía en las fotos. Contestaba mensajes. Pero dentro... todo era silencio. Una mañana, mientras me miraba en el espejo, me pregunté: "¿Y si todo esto no es todo? ¿Y si hay algo más?" No lo sabía entonces, pero esa pregunta fue la semilla. Cuando el alma empieza ...

➤ La tristeza y la furia

Cuentos cortos: La tristeza y la Furia


En un reino encantado donde los hombres nunca pueden llegar, o quizás donde los hombres transitan eternamente sin darse cuenta...

En un reino mágico, donde las cosas no tangibles, se vuelven concretas...

Había una vez...
Un estanque maravilloso.



Era una laguna de agua cristalina y pura donde nadaban peces de todos los colores existentes y donde todas las tonalidades del verde se reflejaban permanentemente...
Hasta ese estanque mágico y transparente se acercaron a bañarse haciéndose mutua compañía, la tristeza y la furia.

Las dos se quitaron sus vestimentas y desnudas, las dos, entraron al estanque.
La furia, apurada (como siempre está la furia), urgida -sin saber por qué- se baño rápidamente y más rápidamente aún salió del agua...

Pero la furia es ciega, o por lo menos, no distingue claramente la realidad, así que desnuda y apurada, se puso, al salir, la primera ropa que encontró...

Y sucedió que esa ropa no era la suya, sino la de la tristeza...

Y así vestida de tristeza, la furia se fue.

Muy calma, y muy serena, dispuesta como siempre, a quedarse en el lugar donde está, la tristeza terminó su baño y sin ningún apuro (o mejor dicho sin conciencia del paso del tiempo), con pereza y lentamente, salió del estanque.




En la orilla encontró que su ropa ya no estaba.

Como todos sabemos, si hay algo que a la tristeza no le gusta es quedar al desnudo, así que se puso la única ropa que había junto al estanque, la ropa de la furia.

Cuentan que desde entonces, muchas veces uno se encuentra con la furia, ciega, cruel, terrible y enfadada, pero si nos damos el tiempo de mirar bien, encontramos que esta furia que vemos, es sólo un disfraz, y que detrás del disfraz de la furia, en realidad... está escondida la tristeza.


Del libro Cuentos para pensar. De Jorge Bucay


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